Carola Reyna: “Me pasan cosas raras actuando”

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Lleva más de tres décadas en la actuación, un trabajo que le permite ganar oficio y mantener una serie de misterios que no logra descubrir. Cuánto enseñan las obras y los personajes, y su trabajo en el colectivo Actrices Argentinas. Por estos meses recorre las escenas de Sin filtro, la obra de Florian Zeller que protagoniza junto a Gabriel Goity, Carlos Santamaría y Muni Seligmann. Allí encarna a una mujer que ve cómo se sacuden las estructuras de su matrimonio ante el cambio de pareja de un amigo en común. Hay una amenaza, que es la novedad, que altera la cotidianeidad. El público es testigo no solo de los diálogos entre los personajes, sino también de los pensamientos que cada uno de ellos le oculta al resto.

«Me gusta la posibilidad de contar historias, porque te reflejan algo de la vida desde otro lugar»

“Es una obra que requiere bastante energía, terminamos muy cansados. Sin embargo, todos los días pienso: ‘¡Qué buena está esta obra para actuar!’. La voy a extrañar cuando no la tenga, porque me permite hacer muchas cosas como actriz, mostrar estados muy particulares. No solamente el tema del pensamiento, que es muy afectado. Es muy divertido poder entrar y salir del on y el off, de lo que piensa y lo que dice el personaje. Requiere mucha velocidad y energía, y me encanta. Es lindo ver que esta pareja puede con este tsunami, que hay amor y pueden sortear los obstáculos”.

¿Qué encontraste en la actuación?
Que hay un permiso para jugar eternamente como cuando eras chico, para disfrazarte y ser otro, montar la escena. Hay mucho permiso para expresarse, para hacer cosas que uno en la vida cotidiana, por ahí, no puede hacer, mostrar emociones potentes que, en general, una no muestra. En la vida es diferente, cada uno actúa un rol, sea dentista o lo que fuera, sólo que actuamos siempre lo mismo. Un solo personaje para siempre. Es muy aburrido… Me gusta la posibilidad de contar historias, porque te reflejan algo de la vida desde otro lugar. Y hay algo que no sé, que es como si formara parte de mí y es muy raro. Me pasan cosas muy raras actuando. Hace un par de meses, tuve varios días de fiebre y terminé en la guardia, pero antes hice como cinco funciones así. Y actué genial. Llegaba a mi casa y me volvía a subir la temperatura, pero en el teatro me bajaba y hacía la obra. En escena me sentía mal, pero hay una parte mía que tiene una habilidad que está como fuera, en otra dimensión. Es raro.

La forma en la que encaran los personajes sus asuntos y los temas de los que hablan, en esta y otras obras, ¿sirve para la vida cotidiana?
Creo que los personajes te van horadando la piedra, marcándote algunas cosas. Depende de la obra, del texto. Cuando hice El padre, otra obra del mismo autor, la obra nos modificó mucho a todos, nos humanizó, nos conectó con algo muy potente. Trata sobre un padre con Alzheimer, y algunas compañeras que no se llevaban bien con sus padres terminaron haciendo viajes con ellos. Me acuerdo también que, cuando tenía treinta años, más o menos, hice Tres mujeres altas, donde había una mujer dividida en tres edades. Éramos tres actrices haciendo del mismo personaje. Fue como mirar para adelante muy rápidamente, mi vejez. Creo que las obras, sobre todo si son buenas, en algún punto quedan, sirven. Hacen su trabajo.

Formás parte del colectivo Actrices argentinas, me imagino que te moviliza mucho todo lo que se viene generando…
Sí, y estoy tratando de encontrar la manera de pararme frente a eso. Creo que hay que encontrar un lenguaje que llegue desde un lugar amoroso. Hace poco, una chica propuso repudiar la situación de la nena de once años a la que le hicieron tener al bebé en Tucumán, y todas subimos una foto nuestra a esa edad. Me pareció genial, porque ya sabemos que estamos enfrentadas a todo eso, pero esta manera, entre poética y amorosa, de sacar a la propia niña, es muy contundente. Es conmovedora y bonita de ver, y me pareció bárbaro como mensaje. Me parece que hay algo en separar las aguas que ya está, está bueno que se puedan conmover del otro lado.

¿Qué pensás de que estén tan expuestos algunos temas que hasta hace muy poco eran tabú?
Me parece maravilloso. Pienso en mis ancestros, en mi abuela, en las mujeres que nos antecedieron hasta hace poco. Era realmente otra manera de ver el mundo. Que se empiece a ver desde este lugar, que se empiecen a poder vivenciar las cosas desde otro lado, que tengamos claridad en cosas que ni nosotros mismos nos damos cuenta, me parece un avance enorme. Creo que es de las cosas más potentes y copadas que están pasando. Evidentemente, es algo que resonó en un momento en el que ya tenía que resonar. Es un paso enorme, que vamos a ver cómo sigue, pero nada va a ser igual que antes, de ninguna manera. Ya está.