Se hizo conocido por trabajar en el programa más visto de la televisión argentina. Tiene más de 30 años de carrera y se mantiene gracias a su carisma, talento y profesionalidad.
«La gente está necesitando mucho el humor. Es una gran válvula de escape»
La historia de Sergio Gonal está atravesada por momentos en los que justo se encontraba en donde tenía que estar. Pero no fue solo suerte lo que llevó a uno de los humoristas más talentosos de nuestro país a triunfar en el espectáculo. Nació en Mar del Plata, en una familia de clase trabajadora. Pensaba en estudiar Medicina, pero ese sueño quedó trunco y tuvo que cambiar libros por pañales cuando su novia quedó embarazada. Comenzó a trabajar con su papá haciendo cartelería y le iba bastante bien, hasta que un hecho fortuito lo puso en el camino que está recorriendo hoy. Peldaño a peldaño, fue construyendo una carrera que lo llevó a tener programas de radio, programas en televisión por cable, presentaciones en donde tuviera lugar, hasta que desembarcó en Videomatch y la vida le cambió para siempre. El creador de personajes como el Payaso Muralito, Pajarrito, Sergio el Lobizón del Oeste o Sergio, el diariero está presentando un nuevo espectáculo llamado Unipergonal y es excusa más que suficiente para tener una charla y poder conocer a la persona que, con tanto ahínco, trabaja para hacernos sonreír.
¿Cuándo fue la primera vez que te animaste a contar chistes en público?
Estaba en un casamiento que se ve que era un embole, porque, en un momento, estaba contando chistes con mi amigo Walter, anécdotas y cosas que me habían pasado que eran muy graciosas. La gente nos empezó a decir que nos dedicáramos a eso.
¿Y cómo seguiste?
Comencé a meterme a cualquier lugar que encontraba -eran épocas de mucho café concert- y me presentaba diciendo que tenía un show. Te daban un lugar como soporte de alguien que se presentara. Se presentaba Sebastiano y yo salí antes. La gente venía a verlo a él. Me puse nervioso, me fui antes y me encerré en el camarín.
¿Ahí decidiste que tenías que tomártelo en serio y prepararte?
Claro, me fui a estudiar teatro. Más que nada para aprender la técnica, para no ponerme nervioso y no olvidarme de lo que tenía que hacer. Lo que pasó es que la gente no reaccionaba ante mis chistes, se miraban entre ellos esperando a que viniera Sebastiano. Un horror. Por suerte me apoyaron mucho mi señora en ese momento y mi viejo, que siempre estaba para bancar. Es fundamental que te apoyen para lograr tu sueño.
A los 20 años, con el auge de las FM, se presentó en la radio Puerto Mar del Plata (la más escuchada de ese momento) y compró un espacio. Iba los miércoles de 17 a 18 con el programa Casos de humor y… A los dos meses, tenía una hora más e iba todos los días de la semana gracias a toda la publicidad que vendió. Un año después, llegó al cable y dos de las señales de la ciudad emitían su programa. Cada cosa que proponía o hacía se convertía en un éxito.
El próximo paso fue presentarte en Buenos Aires.
Si querés triunfar bien en el espectáculo, tenés que venir a Buenos Aires sí o sí. ¿Por qué? Para seguir expandiendo el techo. Estoy seguro de que podría haberme quedado en Mardel, feliz de la vida. No sé adónde podría haber llegado, pero estoy seguro de que hubiera hecho una gran carrera. Me presenté en un lugar llamado La Emiliana reemplazando a Rolo Puente. Creo que Dios me dio una mano grandísima.
¿Cuándo decidiste que sí o sí tenías que mudarte?
Siempre fui un gran amante de la colonia artística. Y ese mundo no estaba en Mar del Plata. La primera vez que me eligen para un programa fue para el viejo Canal 9. Era para Grandes valores del tango, ya que se había ido Juan Verdaguer y querían armar un seleccionado de humoristas federales. Pero me llamaron para presentarme de un día para otro y no podía ir. Esa experiencia me sirvió para no cometer el mismo error, y cuando entré a Videomatch el primer año, venía los domingos, paraba en donde y como podía, y me volvía el viernes para estar con la familia. Y nunca decía que no a nada de lo que me proponían. Hasta que después, mi gran amigo Jorge “Carna” Crivelli me abrió las puertas de su casa a los tres meses, porque ya el dinero no me alcanzaba para tanto trajín. El segundo año me mudé definitivamente.
Desde que se fue del programa de Marcelo Tinelli, Gonal realizó muchísimas obras exitosas durante las temporadas en las que encabezó sus propios espectáculos. Ha hecho debutar a Silvina Luna, Claudia Albertario, Natalia Fava, Sabrina Rojas y Rocío Marengo en sus shows. En televisión estuvo en Los Rodríguez, Dadyvertido, Los secretos de papá y Esperanza mía, entre otras.
Te fuiste en un gran momento de Videomatch, ¿por qué tomaste esa decisión?
Venía viendo cómo el programa que te ponía allá arriba tenía el gran poder de hacerte caer. Y, muchas veces, la explicación no estaba clara. No sabías si era porque uno había agotado a la gente, o porque la creatividad había bajado. Lo que pensé es que no me permitiría que pase eso. Había hecho cámaras ocultas, sketches, personajes, el vivo, grabado dos discos, había hecho todo. Ahí pensé en que lo mejor era irse en ese momento en el que estaba bien. Tuve una charla con Marcelo el día que renuncié, de dos horas, con la que me quedo porque es un tipazo. Decidí entonces volver al teatro, que era, en definitiva, de donde había salido.
Y fue una gran decisión.
No lo sé. Lo que siempre busco es trabajar. Amo lo que hago, entonces cualquier cosa que puede llegar a perjudicarlo trato de no hacerla o desecharla. Por eso pensaba que, si me quedaba mucho tiempo más, podía llegar a salir afectado.
Fuiste uno de los que volvió en la nueva temporada de Showmatch, ¿te sorprendió que el público añorara tanto a los humoristas?
No, para nada. La gente está necesitando mucho el humor. Es una gran válvula de escape. Hubo una época en donde cada canal tenía su programa de humor y su cómico preferido. Si querías la picaresca, mirabas a Jorge Porcel un día, otro a Alberto Olmedo. Si querías el humor político, lo ponías a Tato Bores; para humor blanco lo tenías a Juan Carlos Calabró. Había para elegir diferentes colores de humor. Hoy la gente no tiene eso. Lo que la gente hizo ahora es aplaudir ese regreso. Nos tocó en suerte estar ahí a nosotros y agradezco a Dios por eso.
Sergio tuvo tres hijos de su primer matrimonio: Brian, que es productor y que trabaja con él en sus presentaciones y giras; Lucas, que fue noticia hace un par de años cuando el humorista contó que padece el síndrome de Asperger y ayudó a muchísima gente a lidiar con esa enfermedad; y Maia, quien es la que, según sus propias palabras, lo “reeducó” en todo lo que tiene que ver con el feminismo y la cuestión de género.
Tu hijo mayor labura con vos, contame un poco de eso.
Es mi productor y mi mano derecha. Pero no es solo mío, ha producido cosas de muchos otros artistas que lo adoran. El otro día, una productora de teatro me decía: “Brian es lo más honesto que hay”, lo cual me puso muy orgulloso. A mis hijos les traté de trasladar lo que me enseñaron mis viejos. Que ellos estudien lo que quieran y los haga feliz, que yo estoy acá para ayudarlos.
¿Y los demás?
Lucas es un chico especial, todo el mundo se enteró de su problema cuando lo hablé en televisión. Está muy bien, gracias a Dios. Maia tiene 16 años y está en plena adolescencia. Está definiendo el perfil hacia dónde va, pero ahora la veo alejada de todo lo que tiene que ver con el espectáculo.
En Unipergonal, tu último espectáculo, hablás sobre la evolución del humor.
Hoy hay un cambio de paradigma en la sociedad, hay toda una reeducación. Me parece a mí, y como padre lo digo, que está bueno subirme a él. Trato de hacer un tipo de humor que le quede bien a todo el mundo. A la gente le gusta mucho porque es humor sano, para toda la familia. Creé un espectáculo secuencial, es como si tuviera un control remoto mirando un programa de televisión de todas cosas cortas, breves. Lo que les propongo es revisar un poco el humor: ¿de qué nos reíamos antes? Y podemos pasar dos minutos de cine mudo y de ahí saltar al stand-up de hoy. Pasar del humor de campo al radial, y después me meto al clásico, que es el que yo manejo.
¿Tenés algunos proyectos para el futuro?
Creo que, para la temporada de verano, vamos a hacer un espectáculo nuevo, pero no está bien definido por ahora. Me iría a trabajar a la producción de otro. Alguien me está contratando para ir y me parece buena idea. Dejaría entonces descansando Unipergonal durante el verano. Sí estamos atrás de un proyecto de humor en televisión, así que ojalá que salga.