Hace 25 años comenzó su carrera en televisión con un éxito que aún hoy todos recuerdan. Es actor, productor, conductor y proviene de una familia en la que no ser artista es la excepción. Hablamos con Gastón Pauls, un humano en el camino.
comencé a estudiar teatro sólo para vencer mi timidez
Timidez. Resumiéndolo todo a una sola palabra, eso fue lo que hizo que Gastón Pauls se dedicara a la actuación. Su padre le aconsejó que estudiara teatro para que tratara de ver si eso le podía ayudar. Apenas entrado en la adolescencia, se había enamorado perdidamente de una chica, pero era tan tímido que nunca pudo confesárselo. Tuvo mucha suerte porque su primer trabajo como actor fue con Montaña Rusa, un programa que llegó a marcar más de 30 puntos de rating y lo catapultó rápidamente a la fama. Pasaron muchos años y corrió mucha agua bajo el puente. Gastón las pasó todas, desde muy buenas a muy malas. Hoy suena equilibrado, profundo, y cada respuesta o reflexión que emite suena muy pensada. Siente cada cosa que dice, y se nota. A punto de estrenar Palau, la película, en donde encarna al líder evangelista argentino, charlamos sobre su vida, su familia, su renovada fe y cómo fue barajar y dar de nuevo.
¿Recordás en qué momento pensaste en dedicarte al arte?
Creo que sí hubo algún que otro momento puntual. Toda mi familia tenía que ver con el arte y, en un punto, yo no quería saber nada con esto. Me producía como un rechazo. No tenía muy en claro qué quería ser, pero sí que no quería nada relacionado con el arte. En realidad, comencé a estudiar teatro sólo para vencer mi timidez. Tenía 18 años y era demasiado tímido. Recuerdo que, en mi primera clase, Carlos Gandolfo, mi primer profesor de teatro, se paró delante del telón, nos miró a nosotros, sus alumnos, y dijo: “Les aseguro que, detrás de este telón, hay un mundo maravilloso. ¿Quién quiere pasar y chequearlo?”. Y fui uno de los primeros en decir “¡Yo quiero ir a ver!”. Obviamente, detrás del telón solo había cosas de utilería. Pero esa magia que nos intentó transmitir Gandolfo, la percibí. Y eso fue como el comienzo.
Gastón es hijo de Axel Pauls y Marina Guerrero. Su papá era actor y productor, y su mamá, actriz y dibujante. Su hermano menor, Nicolás, es actor y músico. Sus hermanos mayores, del matrimonio anterior de su padre, son Alan (escritor) y Cristian (director y actor). Y, finalmente, está Ana, hija de la relación de su padre con Mirta Busnelli y que, también, se dedica a la actuación.
No fue tuya la decisión de ir al casting de Montaña Rusa. Fuiste a acompañarla a Mariana Fabbiani, ¿no?
Sí, es cierto. Mariana era muy amiga mía, y, cuando estábamos sentados enfrente de Canal 13, en una plazoleta que estaba debajo de la autopista, ella me pidió que la ayudara a pasar letra. Primero no quería, hasta que le hice el favor y me la aprendí. Y, una vez que estábamos adentro del canal, porque también me insistió en que la acompañara adentro y después adentro del estudio, estaba Alberto Ure, que dirigía el casting. Me vio y me dijo: “Vos también lo vas a hacer”. Me negué varias veces, y casi que me obligó a hacerlo. Como sabía la letra, pude hacerlo y quedé, pero después me borré.
Si bien se hizo conocido como actor en televisión con Montaña Rusa y programas como El Rafa, Tumberos, Todos contra Juan o Un año para recordar, entre otros; también tuvo mucho éxito en su faceta como conductor en Ser urbano, Humanos en el camino o Mejor hablar de ciertas cosas. Actualmente, también conduce Mi otro yo, por Radio del Plata. Lo que remarca en su carrera es la cantidad de películas que filmó, entre las que se destacan La sonámbula, recuerdos del futuro; Nueve reinas, Iluminados por el fuego, La suerte está echada, Che: guerrilla y Días de vinilo, entre muchísimas otras.
Se cumplen 25 años del estreno de Montaña Rusa.
Es increíble. Todavía seguimos en contacto con todos los chicos. Fue muy potente, y justamente por esa razón tuvo todo lo bueno y todo lo malo. En dos años, tuve un curso intensivo de lo bueno y lo malo de la televisión, de los medios, de exponer algo, de decir algo en cámara, del éxito, de la repercusión que podés tener con algo que hacés. Entonces, todo lo tomo con pinzas y muy tranquilo.
Ser urbano fue otro de los grandes programas que hiciste, que te dio la chance de mostrarte en otra función, la de conductor. Recordaba mucho a El otro lado, que hacía Fabián Polosecki.
Bueno, cuando a mí me lo ofrecen para hacer, era totalmente distinto a lo que se vio al aire. Les hice una contrapropuesta a Sebastián Ortega y Pablo Culell y les dije que quería que tenga la impronta de Polosecki, a quien admiraba mucho y me encantaba el trabajo que hacía. Primero estuvieron medio reticentes porque les parecía un poco oscuro, y justamente eso es lo que yo quería. Me costó mucho, pero finalmente lo terminaron aceptando.
Mientras tuvo una relación con la actriz Agustina Cherri, Gastón se convirtió en padre por primera vez. En 2009 nació su hija Muna, y, dos años más tarde, le siguió Nilo
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Hice una película chilena llamada El Príncipe, de Sebastián Muñoz. Otra llamada Cómo matar a Willy Willys, producida por los hermanos Larraín (Pablo, Juan de Dios y Hernán), que es muy interesante. Dentro de poco, se estrena una cubana llamada La espuma de los días, dirigida por Fernando Timossi y que relata la historia de cuatro amigos de La Habana y la realidad mundial. Hice también una participación en el film de Raúl Perrone, participé de Tu forma de ver el mundo, de Germán Abal, que creo que se estrena el año que viene. Y tengo otra más llamada La guarida del lobo, de Alex Tossenberger. En Mendoza también hice la serie El anticuario, que se acaba de estrenar, junto a Gabriel Schultz y Moro Anghileri, entre otros. Es una comedia muy, pero muy buena. Por suerte, tengo bastante trabajo.