Tiene más de 50 años de carrera entre cine, teatro y televisión. Lidió con la fama absoluta y también con la frustración de no conseguir trabajo. La actuación es su vida, pero pudo descubrir la pasión por dirigir. Arturo Puig, el actor que supo reinventarse para seguir triunfando.
«Con mi mamá íbamos al cine dos veces por semana en la época en que se daban tres películas»
Nadie es capaz de salir indemne de esa gran sonrisa. Se podría decir que Arturo Puig fue el papá que todo argentino quería tener en los años 90. Con picos de 62 puntos de rating, ¡Grande, pa! es el programa más visto de la historia de la televisión de nuestro país. Pero en la vida de este actor nacido en Buenos Aires, hay muchos más condimentos.
¿Qué fue lo que te impulsó a ser actor: la empresa familiar o que tu mamá te llevara tanto al cine?
Las dos cosas. Mi bisabuelo, que no conocí, por supuesto, fue el que trajo la primera utilería a la Argentina. Él vino desde España con la compañía de María Guerrero y su esposo, Fernando Díaz de Mendoza, que fueron quienes construyeron el Teatro Cervantes. El mundo del teatro me maravilló. Y en cuanto a mi mamá, con ella íbamos al cine dos veces por semana en la época en que se daban tres películas. Me vi todos los films habidos y por haber.
«Una vez que la obra está puesta, voy a verla al menos dos veces por semana, porque siempre hay algo para cambiar»
¿Cómo llega la primera oportunidad para dirigir?
Pasó el tiempo, y un día Gustavo Yankelevich, del cual soy amigo hace más de 40 años, me citó para tomar un café y me comentó que había estado en París y que había visto una obra con un gran éxito llamada Le Prenóm. Me pidió que la leyera y le dijera qué me parecía. Lo hice, me pareció muy buena e interesante, pero algo larga. Me junté con Gustavo de nuevo, se lo comenté y después le pregunté qué papel quería que yo representara, porque me parecía que los personajes tenían que ser un poco más jóvenes. Y me dijo que quería que la dirigiera, si me animaba. Me vino el recuerdo de Antonio y le conté que me iba a hacer cumplir un sueño. Y así comenzamos a trabajar, y por suerte me fue muy bien. Después llegó Lluvia de plata, Piel de Judas –con Susana [Giménez]– y ahora Sugar.
Ahora estás actuando también, ¿cómo lográs hacer las dos cosas a la vez?
Una vez que la obra está puesta, voy a verla al menos dos veces por semana, porque siempre hay algo para cambiar. Ahora que estoy protagonizando El vestidor se me juntan los horarios. Tengo la información que me pasa el asistente, que me va diciendo cómo están saliendo las funciones, pero cuando puedo, voy a verlas.
En el teatro y en la televisión logró sus actuaciones más recordadas (y destacadas), aunque también hizo algo de cine. Entre sus trabajos más notables arriba de las tablas, se encuentran Hello, Dolly!, La mujer del año, Sugar, Cristales rotos, ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, Nuestras mujeres. En la pantalla chica resaltan Los Campanelli, Alta comedia, Nino, Carmiña, Atreverse, ¡Grande, pa!, El Rafa, Solamente vos y podríamos seguir.
¿Cómo elegís los trabajos a esta altura de tu carrera?
Fundamentalmente, lo primero que pido es leer la obra en su totalidad. Después empieza a influir en qué teatro la vamos a hacer, con quién, ese tipo de cosas. En este caso, a mí me habían llamado primero para interpretar el papel que hace Jorge, el del actor. Íbamos a ir al Centro Cultural 25 de Mayo, y todavía no sabían quién iba a hacer del vestidor. Estaban buscando un actor más joven, y cuando hablé con Corina Fiorillo, la directora, le dije que no me parecía que los personajes no fueran de la misma edad. Y quedó ahí. Como no me decían quién iba a ser el otro intérprete, medio que dije que no. A los diez días me volvieron a llamar y me informaron que Jorge quería participar, pero en el papel del actor. Acepté enseguida porque, entre nosotros, yo siempre había querido hacer del vestidor. Me gustaba más ese personaje. Me parece que tiene muchos más estados de emoción, una gama de sentimientos más amplia que mostrar.
Ahora también se viene una película que protagonizás junto a Juana Viale: Camino sinuoso.
Me llamó Juan Pablo Kolodziej, que es el director, y me dijo que le gustaría que encarnara a David Reynoso. Es un personaje muy sombrío, muy oscuro, muy malo. Adoro hacer de villano y me encantó la propuesta. La verdad es que fue una filmación fantástica, rodada en Villa La Angostura. Hace poco vi un corte de la película y me encantó. Me parece que está muy bien hecha y que le va a ir muy bien.