Susana Balbo, Diputada Nacional de Cambiemos, madre y abuela, primera enóloga argentina, dueña de su propia bodega y chair del Women20 habló sobre el factor decisivo del emprendedorismo para potenciar a la Argentina, a las pymes y a las mujeres.
¿Cómo describe al argentino en materia de emprendedorismo?
Los argentinos somos muy creativos, hay un enorme volumen de emprendedores. Es indispensable que en la Argentina haya capital semilla, pero hay que ayudar al emprendedor para que revise su plan de negocio, sus objetivos, y seleccione bien los mercados. Pese a que ya tenemos una ley de emprendedores, nos falta que el emprendedor pueda acceder a crédito a tasas más razonables para tener capital de riesgo. Cuando a mí me vinieron a ofrecer el crédito, ya no me hacía falta, y cuando yo lo necesitaba en mis inicios nadie me lo ofrecía.
¿Cómo le fue en Dubái, en la Iniciativa Financiera para Mujeres Emprendedoras (We-Fi) del Banco Mundial?
Asistí como observadora por ser chair del W20. Escuché a todos los bancos partners,
y luego les comenté a los catorce países miembros que en las disertaciones habían tratado la importancia de financiar a las emprendedoras, pero no había ninguna iniciativa referida a vincular a esas mujeres con el mercado. Si hay algo difícil es justamente eso, llegar al mercado.
¿Y qué le contestaron en Dubái?
Les pareció una observación válida. El Banco Mundial hablaba de formación de consorcios de exportación para ayudar a las emprendedoras de países africanos. Yo tengo un proyecto de ley presentado para formar un consorcio de exportación para las pymes que no saben salir al mercado. Hay que enseñarles, porque pueden hacer el mejor producto del mundo, pero después viene un intermediario que le paga una miseria y la ganancia queda en la cadena de comercialización, no va al productor o al emprendedor. Estoy convencida de que mi tercer emprendimiento fue exitoso porque salí a buscar el mercado.
¿Qué ocurrió con sus emprendimientos anteriores?
En el primer emprendimiento empecé a hacer camisones y déshabillés para una boutique en Salta, y todo lo que ganaba se me iba en el alquiler y en una empleada. El segundo fue una bodega orientada al mercado interno y me estafaron, me fue muy mal. Pero en el tercero –el actual, Susana Balbo Wines / Dominio del Plata– me fue bien pese a que juré y perjuré que no iba a tener nunca más una bodega. Es muy difícil ser emprendedor en una economía cambiante, así que elegí el mercado de la exportación, que es más estable; allí el cliente extranjero cumple con los plazos de pago. De cualquier forma, todavía hay muchas oportunidades para la Argentina. Nuestro presidente quiere que seamos el supermercado del mundo, y yo agrego que tenemos que ser el supermercado de delicias, de cosas especializadas. Contamos con el clima, la materia prima, el talento, el conocimiento para ofrecer cosas de alta calidad, pero necesitamos que el ambiente económico ayude. Cuando salí con mis vinos por distintos países, no sabía hablar inglés, lo aprendí a los 40 años, sola, pero iba convencida de la calidad que ofrecía. La calidad jamás te defrauda, siempre hay un mercado para los productos de calidad.